Mejor quemarse que apagarse lentamente y Laberinto sin salida, se llama vida, son los poemarios de Stefania y Mario (alumnos de la Escuela Hogar de Cantavieja). Ambos saben acariciar las palabras con tacto exquisito para crear poemas de gran belleza. De su amor hacia la poesía nacen estos libritos ilustrados magníficamente por Roxana con la colaboración de Paula y Octavian.
MEJOR QUEMARSE QUE APAGARSE LENTAMENTE
MARIO
MADRONA HEREDIA
Ilustraciones:
ROXANA VALERIA BAETELU Y OCTAVIAN STOIAN
Mejor
quemarse que apagarse lentamente, es un poemario que se presenta con
rimas atrevidas y un ritmo palpitante. El poeta, Mario Madrona Heredia,
bucea en su cosmos interior para realizar una profunda reflexión social y
expresar sus sentimientos.
Sueños por
conquistar y amores imposibles son otros de los temas tratados por el
autor.
Mario Madrona
nos muestra su sensibilidad con una voz arriesgada y veraz.
Palabras que
claman por un mundo mejor. Palabras que se sueñan lejos de los días no vividos.
Mario
Madrona Heredia es vecino de Bordón y tiene trece años. Alumno de la
Escuela Hogar de Cantavieja, publica su primer poemario con la decisión de
quien se atreve a vivir atado a la pasión.
LABERINTO SIN SALIDA, SE LLAMA VIDA
STEFANIA STOIAN
En Laberinto
sin salida, se llama vida, la joven Stefania Stoian se
abandona en lo más hondo de su ser para indagar en una vida ya vivida y en otra
aún por vivir.
La poetisa
nos regala versos dotados de una exacerbada sensibilidad. Con una mirada de
esperanza, recorre las avenidas de su historia personal y construye un futuro
sin temores.
Una voz
sincera y transparente que se balancea en amores que no fueron, en dolores
lapidados y en tiempos que vendrán.
Stefania
Stoian publica su primer poemario con trece años. Vecina de Bordón y alumna
de la Escuela Hogar de Cantavieja, nos descubre en este libro su universo
poético.
Roxana Valeria
Baetelu (vecina de Villarluengo y alumna de la Escuela Hogar de Cantavieja)
ha ilustrado el poemario con la colaboración de Paula Moliner Iranzo (vecina
de Pitarque y alumna de la Escuela Hogar de Cantavieja).
Este libro ve
la luz gracias a la colaboración del colegio alemán Geotheschule
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