domingo, 14 de febrero de 2016

¡Porque el General Cabrera, también celebró San Valentin!

General Ramón Cabrera
El General Cabrera era conocido por ser un estratega brillante, de ahí vino su sobrenombre de “Tigre del Maestrazgo”; pero además era bien conocida su faceta de  gran galán y conquistador. 

Cuenta la leyenda que cuando Cabrera llegó a Cantavieja quedó prendado de la belleza de la joven Eulalia, una chica de origen humilde que trabajaba de sirvienta en la casa del cura.

Todos los domingos el general veía a la joven al salir de misa. Desde que abandonaba la iglesia y pisaba la tierra de la plaza del Cristo Rey, Cabrera no podía apartar la mirada de los balcones de “la casa del cura”, situada enfrente del templo, y en donde Eulalía limpiaba con gracia y esmero los ventanales.

El general Cabrera era un hombre casado y sabía que esa relación podía acarrearle muchos enemigos en el seno de la localidad, pero el amor pudo más que su cabeza y la bella sirvienta no tardó en caer rendida en los brazos de tan apuesto caballero. 




Enamorados del S. XIX
Durante meses los dos enamorados mantenían encuentros furtivos por las noches en una piedra situada a las afueras del pueblo. Allí los amantes podían expresar su pasión y vivieron, durante meses, los momentos más felices de su vida.

La locura y el desenfreno de su pasión hizo que descuidaran la prudencia y el sigilo con el que mantenían escondido su amor. Los cruces de miradas, los roces fortuitos de sus manos se fueron haciendo habituales y no poca gente del pueblo comenzó a sospechar que algo pasaba entre los dos.

Ellos también se dieron cuenta de que su secreto había sido descubierto y que nadie aceptaría que el admirado y poderoso general mantuviera una relación con una pobre plebeya, además de las posibles consecuencias que podría tener en tiempo de guerra.

Los dos enamorados decidieron dejarlo todo y preparar su huida, sus vidas sólo podrían continuar lejos de esta guerra. Así que Cabrera y Eulalia acordaron encontrarse en su piedra la primera noche en la que la niebla hiciera presencia y ocultara su huida.


Salto la novia Cantavieja

Pero esto nunca llegó a suceder porque a los dos días un pastor encontró el cuerpo de la joven en el fondo del barranco donde estaba preparada su fuga. En sus manos había una nota que le decía "La huida se adelanta para esta misma noche, firmado el General Cabrera."

Cuando fue preguntado, “El Tigre del Maestrazgo” negó entre sollozos que esa nota la hubiera escrito él y derrumbado en el dolor contó a los presentes su historia de amor. 

Nunca se supo si fue la joven Eulalia la que puso fin a su vida al ver que su amor no llegaba o si alguien se encargó de acabar con esta historia de amor.  

Sólo el cielo y el cierzo del Maestrazgo fueron testigos de los hechos, y desde aquel día esculpen con lluvia y viento el rostro de la muchacha en la piedra en la que vivió los instantes más felices de su vida y donde la perdió.


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